BUEN VIVIR O SUFRIMIENTO entre DAR Y RECIBIR

BUEN VIVIR O SUFRIMIENTO entre DAR Y RECIBIR

Por Lic. Marisa Mujica

Los humanos necesitamos estar juntos y con dos afectos fundamentales: amor y odio. En nuestra historia individual fuimos aceptados con amor y rechazados con odio por personas que no se lo propusieron pero -a las que la vida- las puso en situación de infundirnos amor y odio. Tenemos un montón de emociones que hacen que nos sintamos felices o infelices. Entre estos dos polos, hay un abanico de sensaciones que van determinándonos para un lado o para el otro. Y todo lo que sentimos, percibimos, intuimos e –incluso– comunicamos, es el resultado de nuestra historia -determinada o no- según como lo pensemos, pero la historia original de cada uno.

En el almacenamiento diario de sensaciones, emociones y afectos vamos construyendo un molde que nos hace reaccionar para dar o solicitar del otro lo que nos parece que nos hace felices. Así construimos los vínculos afectivos- Pero sucede que lo que hace felices a unos suele no hacer felices a los otros. Vincularnos felizmente depende -en muchas ocasiones- de encontrar el equilibrio entre dar y recibir. Pero también suele pasarnos que construimos muchos vínculos desequilibradamente. Unos damos demasiado y otros pedimos demasiado. Y en el impulso que nos lleva a amar y odiar solemos ubicarnos como grandes dadores o grandes demandantes. En las dos situaciones el sufrimiento se instala como un acto necesario para sostener los vínculos. Esto sucede entre familias, parejas, amigos. En cualquier tipo de vínculo afectivo.

La fórmula inconsciente que aplicamos -en estas situaciones- es: “doy amor y me aman” o “si no pido amor no me aman”. El que “da”, parece no vaciarse nunca de amor y el que pide, parece no recibir nunca lo suficiente como para satisfacerse o “llenarse”. El impulso que hace que apliquemos esta fórmula inconsciente establece un juego de conductas en el que el sufrimiento aparece como un acto necesario para sostener los vínculos. Pero pasando un período de tiempo (que para cada cual es diferente) algunas personas solemos lograr el equilibrio entre el “dar” y el “pedir” construyendo una dinámica vincular de bienestar que hace que –por momentos- obtengamos la felicidad.

Qué sucede cuando el equilibrio entre el “no vaciarse” del que “da” y el no “llenarse“ del que pide, dura más tiempo del que podemos resistir el sufrimiento de este tire y afloje? Muchos abandonamos porque deseamos dar y recibir. Otros, porque deseamos recibir sin dar.

También sucede que otros tantos permanecemos sosteniendo este desequilibrio que provoca sufrimiento con la ilusión de que algún día obtendremos bienestar y felicidad sin recibir. Otros, que la obtendremos sin dar. Y cuando hacemos la cuenta, vemos que el saldo nos aleja del buen vivir y la felicidad.

Si logramos reflexionar acerca de este desequilibrio y podemos reaccionar, tendremos la posibilidad de hacer un movimiento, que modifique la fórmula inconsciente instalada y enfocarnos hacia otro tipo de vínculos, con otro tipo de personas que estén dispuestas a recibir y dar “casi” en la misma medida, “casi” equilibradamente para “casi” abandonar el sufrimiento y lograr “casi” el bienestar y – por momentos- la felicidad.

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