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26/08/2025

Los niños ante múltiples violencias: físicas, emocionales y digitales

El maltrato infantil es una de las violaciones más graves y extendidas a los derechos de niñas, niños y adolescentes. Pese a los avances legislativos y a las campañas de sensibilización, los datos muestran que la violencia contra la infancia sigue presente en todos los ámbitos: el hogar, la escuela, la calle y, en muchos casos, en los entornos donde los chicos deberían sentirse más seguros.

Cifras recientes de UNICEF y organismos locales confirman que la violencia contra la infancia sigue siendo una problemática extendida en nuestro país, presente en los hogares, con un fuerte componente digital y familiar, y una mayor exposición de niñas. Estos datos refuerzan la necesidad de políticas públicas y campañas de prevención que promuevan entornos de crianza respetuosos y seguros para todos los niños.

En la Ciudad de Buenos Aires, las estadísticas del Ministerio Público Fiscal revelan que tres de cada diez víctimas de violencia doméstica son menores de edad, y que en el 80% de los casos los agresores son sus propios progenitores.

El Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (CDNNyA) de la CABA, por su parte, intervino en 40.146 situaciones de maltrato infantil. Se trató de casos de violencia intrafamiliar o doméstica (43,4%), maltrato físico (30,3%), maltrato psicológico o emocional (16,6%), trato negligente (15,9%) o abuso sexual (15,6%). En el 63% de los casos se declaró el derecho a la protección.

Según UNICEF, entre 2019 y 2020, el 59% de niñas y niños de entre 1 y 14 años en Argentina sufrió prácticas violentas de crianza. El 42% recibió castigos físicos y más de la mitad padeció agresiones psicológicas. El Ministerio de Justicia, por su parte, registró entre octubre de 2020 y septiembre de 2021 un total de 6.770 víctimas de violencia familiar y 3.219 de violencia sexual. En estos últimos casos, un 77% fueron niñas, y más de un tercio de los abusos sexuales ocurrió en el propio hogar.

En el primer trimestre de 2025, la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (OVD) recibió 712 denuncias por las que resultaron afectados 958 niñas, niños y adolescentes por situaciones de violencia doméstica. Esto equivale a un promedio de 11 chicos afectados por día.

La edad promedio de los y las afectados/as fue de 9 años, un 51% eran de sexo femenino y 49% masculino. En el 80% de los casos relevados, las personas denunciadas fueron los progenitores de los afectados. En el 67%, los padres; en el 33%, las madres.

Los datos los dio a conocer la OVD, en el marco del último Día Internacional de Lucha contra el Maltrato Infantil, 25 de abril, fecha instaurada por UNICEF con el objetivo de visibilizar la temática y comprometer a la sociedad en la erradicación de este tipo violencia.

Los equipos interdisciplinarios de la OVD detectaron maltrato psicológico o emocional en el 93% de las situaciones; maltrato físico, en el 38%, y abuso sexual en el 11% de las denuncias.

La mayoría de los episodios de violencia denunciados (54%) tuvieron una frecuencia diaria o semanal, y el riesgo fue evaluado como altísimo y alto en el 35% de los casos. El equipo médico de la OVD constató lesiones en 25 niños, niñas y adolescentes.

Entre los y las afectados/as hubo 23 adolescentes de entre 15 y 17 años que concurrieron por sí a denunciar las situaciones de violencia que los afectaban.

Imagen Nota

 

Las formas más comunes de violencia

Los especialistas identifican tres modalidades principales: violencia física (golpes, empujones, quemaduras y cualquier castigo corporal), psicológica (insultos, humillaciones, amenazas y aislamiento) y sexual (tocamientos, abusos, explotación, grooming y exposición a material sexual)

Todas ellas constituyen vulneraciones de derechos y están expresamente prohibidas por la Ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, así como por la Convención sobre los Derechos del Niño, de jerarquía constitucional en Argentina.

Dónde y cómo denunciar en la Ciudad de Buenos Aires

La legislación argentina obliga a cualquier persona —y especialmente a quienes trabajan con menores— a denunciar situaciones de violencia. En CABA existen distintos canales:

  • Línea 102: gratuita, confidencial, disponible las 24 horas, dirigida a niñas, niños y adolescentes.
    Línea 137 (opción 1) o WhatsApp +54 11 3133-1000: línea Nacional atención especializada para casos de violencia familiar y sexual.
  • Línea 144: atención exclusiva para situaciones violencia por razones de género durante las 24 horas, los 365 días del año. Es gratuita y confidencial.
    Oficina de Violencia Doméstica
  • (Lavalle 1250): recibe denuncias las 24 horas, todos los días.
  • Ministerio Público Fiscal: 0800-333-FISCAL y fiscalías especializadas en delitos contra la integridad sexual.

 

Un marco legal que respalda

La Ley 26.061 y sus normas complementarias garantizan la protección integral de la infancia, obligan a la intervención inmediata ante la vulneración de derechos y establecen sanciones para quienes no denuncien hechos de violencia. A ello se suma la Ley Lucio, que establece capacitaciones obligatorias para todos los funcionarios públicos que trabajan con niños, y la Ley 26.150 de Educación Sexual Integral (ESI), que dota a los chicos de herramientas para reconocer y comunicar situaciones de abuso.

El rol clave de las instituciones

Escuelas, clubes, centros recreativos y organizaciones sociales cumplen una función esencial: detectar signos de violencia y activar protocolos de protección. Según datos del Ministerio Público Tutelar porteño, ocho de cada diez denuncias por abuso sexual infantil surgieron luego de que el menor participara en clases de ESI, especialmente en la franja de 12 a 14 años.

Estos espacios, al estar en contacto cotidiano con niñas, niños y adolescentes, pueden identificar cambios de conducta, lesiones inexplicables o relatos que revelen un contexto de violencia. La acción temprana de docentes, entrenadores y referentes comunitarios puede significar la diferencia entre el silencio y la protección.

En definitiva, no es un problema privado ni ajeno: es una deuda social y un desafío colectivo. Reconocer sus señales, conocer los canales de denuncia y exigir el cumplimiento de las leyes es responsabilidad de toda la comunidad.


VIOLENCIAS Y ABUSO EN ENTORNOS DIGITALES

El ciberacoso aumentó casi un 50 % en los últimos 18 meses, con un promedio de 25 denuncias por día y más de 6 000 casos en un año. Desde 2012, suman alrededor de 30 000 denuncias acumuladas. El bullying digital antes representaba 1 de cada 4 casos de acoso escolar, pero actualmente esa proporción se duplicó: es ya 2 de cada 4. Entre quienes tienen 12 años o más, el 54,5 % del bullying es digital .

El otro peligro que late en el uso de los dispositivos por parte de los chicos es el ciberacoso o grooming, esto es el riesgo de que adultos que contactan a menores por medios electrónicos para abusar sexualmente, a menudo utilizando identidades falsas o ganándose su confianza. Es un delito penal con penas de entre 6 meses y 4 años de prisión

Hace algunos meses, en efecto, una extensa operación policial en Buenos Aires resultó en 114 allanamientos, 20 detenidos, 112 imputados, rescate de 70 menores y secuestro de cientos de dispositivos con material de abuso. Argentina es el segundo país con mayor cantidad de delitos de este tipo en América Latina (solo detrás de México).

El acoso en modo “nudificación” con IA

El fenómeno de pornografía deepfake y “nudificación” con IA ha aumentado fuertemente a nivel global: informes privados y medios registran crecimientos de centenares de porcentajes en la producción de pornografía sintética y que la inmensa mayoría de víctimas representadas son mujeres.

Esto puede ser parte de grandes bandas de ciberacoso pero también de micro-violencias cotidianas en entornos como la escuela.La exposición, la suplantación de identidad y el desconocimiento sobre identidad digital son frecuentes. Aun muchos adolescentes no comprenden completamente los riesgos. Esto aumenta su vulnerabilidad a suplantación y difusión no consentida de imágenes.

Las escuelas están en el frente: hay protocolos y guías oficiales para detectar grooming y acompañar a las víctimas (guías para familias y docentes publicadas por el Estado). Sin embargo, profesores y directivos manifiestan falta de recursos, formación específica y herramientas técnicas para rastrear y gestionar imágenes deepfake o suplantaciones en redes privadas. En práctica, muchos centros dependen de las familias y de denuncias a las plataformas o a la Justicia.

Internacionalmente (Reino Unido, Corea del Sur y otros) se observa que escuelas informan un incremento de casos relacionados con “nudificación” por IA y que piden más formación y apoyo legal/tecnológico porque la tecnología evoluciona más rápido que los protocolos educativos. Estos ejemplos sirven como alerta para Argentina.

Violencia viral: los 9 tipos de violencia online | Save the Children

 

En primera persona

VIOLENCIAS TOTALES Y COTIDIANAS

Renata, mamá de dos niños que asisten al Centro de Primera Infancia de FUNDAMIND, admitió en una de las entrevistas que sostuvimos que su esposo y ella misma consumían drogas.

Pusimos todo el empeño para contenerla mientras estaba inmersa en ese vínculo tan tóxico. Todos los días cuidamos especialmente a sus niños porque llegaban al CPI con signos de descuido. Renata fue escuchándonos y aceptando nuestras sugerencias.

Comenzó varias terapias y fue superando poco a poco sus adicciones. Su pareja, el padre de los niños, no logró acceder a ningún tratamiento que lo ayudara y estando Renata embarazada del tercer hijo de ambos la golpeó en la calle, haciéndola caer al piso.

El hecho fue denunciado porque ella fue llevada a un hospital y, a partir de ahí, inició un lento y difícil camino -pero ininterrumpido- para dejar de consumir.

La fortaleza de Renata consiste en que nunca dejó de trabajar y tampoco de cuidar a sus hijitos, de acuerdo a sus posibilidades. Los niños tenían conductas agresivas y discordantes que no correspondían a su edad. La paciencia y el afecto de las docentes lograron que -de a poco- las fueran revirtiendo.

Actualmente, han alcanzado un buen nivel de aprendizaje y un cambio de conducta que los favorece en el vínculo con sus compañeritos y el personal de la institución.

FUNDAMIND acompañó a Renata, la contuvo, la ayudó con alimentos y todo lo que pudo proveerle para la crianza de sus hijos. Renata cambió. Fue un proceso doloroso pero su nueva postura como mujer logró el alejamiento del padre de sus hijos.

La trama afectiva -que tejió y sigue tejiendo – no le impidió modificar lo que la dañaba a ella y sus pequeños. El amor a sus niños y el respeto que consiguió hacia ella misma, la sostuvieron con firmeza para enfrentar la vida cada día. Renata debe continuar en tratamiento, haciendo un enorme esfuerzo para trabajar y superar dificultades económicas, pero aun manejándose con escasísimos ingresos sigue sosteniéndose en la postura de alejarse de quien ejercía una degradante violencia psíquica y física sobre ella y sus hijos.

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