En un mundo cada vez más digitalizado, pasamos horas y horas frente a las pantallas, hiper-conectados en un sentido, totalmente aislados en otro.
Según un estudio reciente, seis de cada diez jóvenes utilizan el celular más de cinco horas al día. Además, se estima que los adolescentes pasan en promedio más de siete horas diarias frente a una pantalla, excluyendo el tiempo dedicado a tareas escolares.
Ahora bien, qué consecuencias tiene este apego excesivo a los dispositivos y las plataformas digitales. Los especialistas advierten, cada vez más, que esta conducta afecta la salud mental y las relaciones sociales de los adolescentes, generando ansiedad, aislamiento y alteraciones del sueño.
En los consultorios se palpita a diario: los casos de chicos con ideación suicida, autolesiones, ansiedad y depresión se dispararon en los últimos años. Es un fenómeno en el que intervienen muchos factores, entre los cuales los especialistas subrayan el rol de las redes sociales y el tiempo que los chicos pasan frente a las pantallas, expuestos a todo tipo de contenidos.
Un estudio realizado en estudiantes de secundaria reveló que el 34,7% presenta un nivel moderado de adicción a las redes sociales, mientras que el 33,3% muestra un nivel muy alto.
Este uso excesivo se asocia con problemas de autoestima, ansiedad y depresión, especialmente cuando los adolescentes vinculan su valía personal con la cantidad de «me gusta» y visualizaciones que reciben en plataformas como Instagram y TikTok.
Según estadísticas oficiales, en la Argentina se suicida un chico de entre 10 y 19 años cada 20 horas. “Los chicos identifican que los adultos no son del todo confiables para acompañarlos en sus crisis emocionales”, explica Fernando Zingman, médico especializado en adolescencia, quien al igual que otros especialistas afirma que las problemáticas de salud mental, las ideas de muerte y las autolesiones son cada vez más frecuentes entre los jóvenes.
Hay otros riesgos, aún más inquietantes. En primer lugar, el ciberacoso -o grooming- del cual ya hemos hablado anteriormente en FUNDAMIND, porque si bien nuestro Centro alberga a chicos de 1 a 3 años, tan pronto como empiecen a experimentar el contacto con las tecnologías quedarán expuestos a esos delitos.
En segundo lugar, un mal relativamente nuevo y extendido por el uso de aplicaciones digitales: la ludopatía. Las estimaciones más recientes indican que 8 de cada 10 adolescentes y jóvenes han accedido o conocen a alguien que haya apostado online en el último año. De ellos, el 37% lo hace con frecuencia o a diario. Más de 1 de cada 2 adolescentes y jóvenes lo hacen principalmente para ganar dinero, mientras que 3 de cada 10 lo hace por diversión o entretenimiento.
La pregunta es, ¿qué hacemos con quienes ya están encerrados en el circuito de la adicción? ¿Cómo contenemos a los jóvenes que son tentados de manera constante con este tipo de ofertas? Finalmente ¿cómo las problemáticas de salud mental son potenciadas en situación de pobreza, precariedad habitacional y falta de recursos?
“Las organizaciones comunitarias venimos haciendo enormes esfuerzos para contener distintas necesidades urgentes de las familias, empezando por el alimento. Pero hay otras necesidades que a veces no se ven tan fácilmente y tienen que ver con el bienestar y con poder insertarse social y laboralmente, algo que es clave para todos pero mucho más para quienes tienen que subsistir con lo que pueden diariamente”, explica Gerardo Mitre, psicólogo, presidente de FUNDAMIND.
Esta fundación atiende desde hace 34 años problemáticas vinculadas a la primera infancia, la salud y la educación. “El deterioro de los indicadores sociales se hace carne en la creciente demanda de todo tipo que traen las personas. Nuestra misión es proteger a la infancia, que es la más vulnerable, pero faltan recursos y políticas para abordar de manera integral las problemáticas que tienen las familias y volver a regenerar ese núcleo que es la base de una comunidad armónica y que pueda salir adelante.”
La psicóloga Marisa Mujica, a cargo de los programas sociocomunitarios de FUNDAMIND, explicó: “Que los padres acepten que sus hijos necesitan ayuda porque tienen conductas que no son acordes a su etapa de desarrollo, suele ser muy difícil ya que no alcanzan a ver el comportamiento de su hijo como inadecuado”.
“Las conductas inadecuadas de los niños, las dificultades de aprendizaje, los conflictos de los adultos, las problemáticas de consumo de sustancias tóxicas constituyen un gran circuito con carga energética negativa que necesita de nuevas energías que vayan imprimiendo cargas positivas en pos de lograr un desarrollo ciudadano comunitario con esencia solidaria”, agregó.
Situación de calle
El último censo de personas en situación de calle efectuado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires registró unas 4 mil, de las cuales casi el 30 por ciento permanece día y noche en la vía pública, sin ninguna asistencia estatal para la comida o el aseo.
No es el único conteo reciente. A fines de 2023 un relevamiento de personas en situación de calle, realizado por organizaciones sociales, registró un número mayor a 8 mil personas en la ciudad, entre ellos 900 menores de 18 años.
En relación con el tema anterior, el gobierno de la ciudad porteño estima que entre el 60% y el 66% de las personas en situación de calle en la CABA padecen problemas de salud mental o consumo problemático de sustancias. Esta cifra incluye tanto a quienes viven en la vía pública como a quienes se alojan en Centros de Inclusión Social (CIS).
Además, un estudio del IDES reveló que más de dos tercios de las personas encuestadas en situación de calle manifestaron sufrir depresión, angustia u otros trastornos psicológicos. Estas cifras reflejan una estrecha relación entre la salud mental y la situación de calle, evidenciando la necesidad de políticas públicas integrales que aborden ambas problemáticas de manera conjunta.
El observatorio de psicología social aplicada de la UBA alertó tiempo atrás que, a pesar de la alta densidad de profesionales de esa disciplina -222,5 por cada 100.000 habitantes, una de las más altas del mundo-, el acceso a tratamientos sigue siendo limitado. Solo el 28,2% de las personas está actualmente en tratamiento, mientras que el 51,7% considera necesitarlo pero enfrenta barreras como el costo y la disponibilidad de servicio
En la Ciudad de Buenos Aires hay dos centros públicos especializados en atención de la salud mental: el Nº 1, en Núñez, y el Nº 3, en Balvanera. “No somos centros cerrados que solamente operamos por derivación, sino que somos de proximidad con los vecinos”, explicó al sitio El Auditor.info, la jefa de Unidad del Centro Nº1, Patricia Álvarez Zunino.
La profesional agregó que estos centros cuentan con hospitales de día para adultos y niños, «un servicio que es escaso en la Ciudad” y alertó que en los últimos años se registra un “marcado aumento en las consultas vinculadas a la violencia intrafamiliar y abuso sexual infantil”. Estas representan entre un 30 y 40 por ciento de la totalidad de las consultas».
C.S.M. Nº 1, ubicado en Manuela Pedraza 1558. Núñez. Teléfono: 011 4702-7489
C.S.M. Nº 3, ubicado en Córdoba 3120. Balvanera. Teléfono: 011 3723-0224
CABA también tiene disponible una línea telefónica abierta las 24 horas para quien requiera ayuda sobre la problemática o quisiera solicitar información. Salud Mental Responde: 0800-333-1665
MULTA
El Poder Judicial multó a los Ministerios de Salud de la Nación y de la Ciudad de Buenos Aires con $100.000 diarios por incumplir la Ley Nacional de Salud Mental.
La resolución fue dictada el 10 de marzo de 2025 por el Juzgado en lo Contencioso Administrativo Federal N° 9, luego de que la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) denunciara la reticencia de las carteras sanitarias demandadas, a impulsar acciones para que las personas que viven en hospitales psiquiátricos puedan salir de ellos.
El propósito de imponer una multa monetaria “es destinar ese dinero a la implementación de dispositivos que les garanticen la vida en comunidad”, señalaron desde ACIJ.
PLAN
El Ministerio de Salud de la Ciudad puso en marcha un Plan Integral de Salud Mental y Neurodesarrollo, diseñado para garantizar una atención oportuna y de calidad. “Han crecido las necesidades vinculadas al desarrollo educativo, la adquisición del lenguaje, las habilidades de socialización y, sobre todo, a la salud mental. Por eso hemos decidido fortalecer la capacidad del sistema público para prevenir y acompañar el neurodesarrollo desde la infancia”, explicó el ministro de Salud, Fernán Quirós.
INTERVENCIÓN
El hospital Bonaparte, radicado en la Capital Federal y que atiende a personas con problemas de salud mental, continúa intervenido por la cartera sanitaria nacional y, según denuncian los gremios, está siendo vaciado.
“Tienen la clara intención de cerrar el hospital y que, como no pudieron hacerlo en un principio, se están dedicando a desfinanciar e intentar terminar con su funcionalidad de ocuparse de la salud mental de las y los argentinos que tienen su derecho de acceder a una salud digna y dependen de este hospital y de la salud pública para vivir”, alerta desde ATE.
Tras una auditoría, la intervención denunció “sobredotación hospitalaria” y subrayó que hay “irregularidades en su funcionamiento y un alto costo operativo en relación con la atención brindada”.

MENOS LOCURA, MÁS SALUD MENTAL
En los bordes de la ciudadanía laboralmente activa y con un proyecto de vida a mediano o corto plazo, circulan los ciudadanos que día a día arman su proyecto para poder comer y, si tienen hijos, enviarlos a las escuelas y vestirlos.
Bordeando, todo el tiempo desafían los límites económicos y sociales y se desafían a sí mismos tratando de permanecer con la energía necesaria para vivir. En este desafío interior también bordean el límite entre la cordura y la locura. Hay muy pocos que pueden cuestionarse acerca de este dilema: “cuán cuerdos o cuán locos estamos”.
Hay quienes se encuentran con personas que les sugieren pedir ayuda psicológica y, en ese momento, suele funcionar el prejuicio acerca de qué es y si es necesario llegar a la consulta psicológica.
En el caso en que el ciudadano acepte que es necesario permitir que otro le ayude para llevar el peso de sus problemas, la respuesta suele ser producto del prejuicio que sostiene que, “el psicólogo es para los locos” o en el caso de niños con desarrollo inadecuado: «Mi nene no tiene nada».
En el CPI FUNDAMIND aún recibimos estas respuestas y – a veces- es sumamente difícil desmadejar las ideas prejuiciosas para lograr que el que tiene conflictos acepte que los tiene. La más rápida de las respuestas es que el que está mal es el «otro».
Pero, en caso de aceptar la necesidad de recibir ayuda, comienza el pesado camino para lograr dónde atenderse sin costo o con honorarios accesibles. Lo mismo sucede con los niños. Que los padres acepten que sus hijos necesitan ayuda porque tienen conductas que no son acordes a su etapa de desarrollo, suele ser muy difícil ya que no alcanzan a ver el comportamiento de su hijo como inadecuado.
Que los niños accedan a las terapias complementarias a la educación que reciben en el CPI FUNDAMIND, para optimizar su desarrollo, requiere de mucha paciencia. Paciencia para soportar las conductas inadecuadas de los niños hasta que lleguen los turnos de pediatría, los de neuro- desarrollo, neurología, fonoaudiología, estimulación temprana, terapia ocupacional.
Para los que son diagnosticados y se consideran con discapacidad hay que lograr el CUD (Certificado único de discapacidad) y esto también requiere paciencia y perseverancia. El trámite para lograr que al niño le otorguen un APND (Adulto de apoyo en la escuela para facilitar el aprendizaje) es otro inmenso desafío para el grado de frustración de los padres. Es necesario insistir y esperar a fin de lograrlo en beneficio del desarrollo y la educación de ese hijito amado, que – a veces- no alcanzamos a ayudar como lo merece.
Las conductas inadecuadas de los niños, las dificultades de aprendizaje, los conflictos de los adultos, las problemáticas de consumo de sustancias tóxicas constituyen un gran circuito con carga energética negativa que necesita de nuevas energías que vayan imprimiendo cargas positivas en pos de lograr un desarrollo ciudadano comunitario con esencia solidaria.
Ni prejuicios, ni bullyng, ni rechazos, debe impedir que todos tengamos un lugar para realizarnos como seres humanos con todo nuestro potencial activo en la comunidad en que vivimos.
Pero los servicios de salud y sociales, mutilados e inertes, constituyen un sistema discapacitado para dar respuestas a los que necesitan atención psiquiátrica, psicológica y las de todas las disciplinas que pueden mejorar la salud mental y emocional de la población.
Vivimos en constante tensión para lograr algún beneficio que nos permita mejorar nuestras capacidades adaptativas y potenciar nuestra vida a fin de lograr momentos felices que transformen nuestra cotidianeidad en un estado digno de ser vivido.
Quienes no llegamos a consumir sustancias tóxicas y trabajamos en la prevención de consumo, para no alimentar el negocio de los narcotraficantes que cada día logra más pobres, más miserables, más ignorantes, más niños en la calle, más mendicantes, más delincuentes, más presos, más seres humanos sin esperanza ni interés por la vida propia y la del otro, contribuimos y contribuiremos a que haya menos locura, más salud mental y menos poderes siniestros que apliquen medidas sanguinarias a favor de unos pocos para destruir la vida de las mayorías. Eso tratamos de hacer en FUNDAMIND, generando ejemplos de vida para los niños más pequeños.
Marisa Mujica, psicóloga. Directora sociocomunitaria de FUNDAMIND.