Los y las adolescentes sufren a su manera el aislamiento. Siete de cada diez dijeron sentirse angustiados. Muchos sufren más por la falta de recursos y se duplicaron las consultas por situaciones de violencia. Sin embargo, revelan una gran responsabilidad para cuidarse y cuidar a los otros. En FUNDAMIND hablamos con ellos y vimos que “hay un admirable ejercicio de los derechos que aprendieron en sus primeros años de vida”.
“Ahora estoy aquí. Temblando frágil en la multitud”, cantaba Gustavo Cerati en uno de los tantos hit de Soda Stéreo. Esa imagen, junto al título del tema –Primavera Cero- sirve para describir cómo muchos adolescentes están atravesando la pandemia.
Habitualmente, el inicio de la estación más libidinal del año va acompañado de la salida masiva de adolescentes a las plazas y parques y otros espacios de los que suelen apropiarse, en un acto colectivo de celebración y liberación.
Pero este año es distinto. La pandemia los obligó a encerrarse, al igual que al resto de la población. Y tuvieron que hacerlo para cuidar a los demás, ya que no son un grupo etario considerado de riesgo.
Esto lleva a analizar cómo afecta esta situación sanitaria, social y emocional a un segmento de la población que oscila entre la angustia y la responsabilidad.
“En una etapa de crecimiento en la que los cambios corporales devienen en retracción, cuestionamiento de la estructura social, estados de fantasía y ensoñación, los adolescentes han puesto esos mecanismos al servicio del cuidado personal y de los otres”, señaló Marisa Mujica, psicóloga y coordinadora del área sociocomunitaria de FUNDAMIND
En meses pasados analizamos cómo está afectando la pandemia a los más chiquitos. Desde ya, no a todos por igual. Quienes asisten a nuestro Centro de Primera Infancia sufren carencias habitacionales, alimentarias y afectivas. A esto se sumó ahora la dificultad para estar conectados con sus maestras. Pese a eso, se pudo seguir asistiendo a cada familia con bolsones de comida y a través del teléfono, hacer un seguimiento de cada chico.
Los adolescentes de esas familias también sufren las carencias, a su manera. Según los indicadores del Consejo de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (CDNNA) de la CABA, el 20,3% de los hogares con población de esa franja etaria presentan situaciones de hacinamiento, el doble que para el total de hogares de la Ciudad. Esto se agrava en algunas comunas: en la 8, el 38,1% de los hogares con presencia de población de 0 a 17 años está en situación de hacinamiento; en la 1 representa un 36,5% y en la 4, un 33,5%.
El encierro les generó a los adolescentes, a nivel general, una sensación de angustia. Al menos así lo reconocieron siete de cada diez que respondieron una encuesta realizada por Unicef, Fundación Ineco y el Gobierno porteño semanas atrás. Uno de cada cuatro, además, se encuentra asustado, según el relevamiento.
Marisa habló con varios de los y las adolescentes que son parte de las 300 familias atendidas en FUNDAMIND. “Extrañan el vínculo cercano con compañeres y amigues. Se cuidan porque saben que los médicos y los hospitales no pueden contener toda la demanda. Es el último lugar donde quisiéramos ir a parar, dicen con convicción.”
A la hora de mantener el ritmo de la escuela, cuenta que “es admirable el esfuerzo por mantenerse conectados aun sin tener comodidad para el uso de dispositivos que les permitan sostenerlo regularmente, compartiendo teléfonos y computadoras, superando los cortes de luz y comunicándose virtualmente entre ellos a la hora de los trabajos grupales”.
De cualquier manera, el aprendizaje mediante las pantallas no se da de la misma manera que presencialmente. “Algunos reconocen que la modalidad virtual resulta más ordenada que las clases presenciales en las que la rebeldía suele impedir el aprendizaje, pero también manifiestan que no es lo mismo el vínculo con los profesores. La actividad presencial cultiva un vínculo más propicio para despejar dudas y reiterar preguntas sobre temas difíciles y a veces los profesores tampoco decodifican bien las respuestas de los alumnos.”
Consultamos a la directora general de Programas Descentralizados del CDNNA, Luisina Lomonte, quien nos confirmó que una de las mayores preocupaciones es mantener la permanencia de los chicos en el sistema educativo y advirtió que, con el paso de las semanas, ya sea por falta de equipamiento, de conectividad o por la propia inercia del aislamiento, cada vez son más los adolescentes que se desvinculan del ciclo escolar.
Si bien se puede considerar alta, la tasa de asistencia –que para los de 6 a 12 años es casi del 100 por ciento- en los adolescentes de 13 a 17 años es de 96,1, de acuerdo con registros previos a la pandemia.
En efecto, el Gobierno porteño subrayó a fines del año pasado que el abandono del secundario se había reducido un 41% en los últimos cuatro años, pero aún quedaban al menos 4.450 estudiantes afuera de la escuela. El riesgo es que, producto de la pandemia, ese número aumente.
Ahora bien, ¿qué pasa con las salidas recreativas? ¿Cómo se procesa la autolimitación a la hora de una celebración tan significativa y esperada como el Día de la Primavera que es, a su vez, el Día del Estudiante? “La reflexión de la mayoría es que salir a las plazas es un alivio pero también es un riesgo”, comenta Marisa.
El pronóstico es que la celebración primaveral va a ser “tranquila” ya que se percibe una actitud de responsabilidad en los adolescentes, en líneas generales. Al menos en el entorno de FUNDAMIND “hay un admirable ejercicio de los derechos que aprendieron en sus primeros años de vida los que hoy son adolescentes”.
Sobre este punto hablamos también con Itatí Canido, directora general de Gestión de Políticas y Programas del CDNNA. “Para las y los adolescentes ha sido muy difícil atravesar estos meses de aislamiento obligatorio como medida de prevención imprescindible para cuidarnos entre todos, ante esta pandemia que afectó al mundo entero”, nos dijo.
Por otro lado, un dato alarmantes es que se duplicaron las consultas por situaciones de violencia hacia niños, niñas y adolescentes.
“La pandemia limitó la autonomía de los adolescentes”
“La adolescencia es la etapa vital de la vida en los seres humanos en donde vamos conformando nuestra identidad con modelos externos (exogámicos) al ámbito familiar, se vuelven imprescindibles los grupos de pares, amigas y amigos y la necesidad de distinguirse, diferenciarse de aquellas propuestas de ser, de vivir, de valores y elecciones que surgen dentro del ámbito habitual que es la familia. Y la pandemia llegó para obturar estos procesos de referencia externos y nos volvió con la mirada nuevamente puertas adentro, limitando la autonomía y los aprendizajes que implica.
Otra faceta importante en la etapa adolescente se caracteriza por la necesidad de la privacidad como elemento constitutivo vital que permite exteriorizar sentimientos, vivencias, modos de pensar que podrían ser considerados negativamente por el mundo adulto, y que sólo son asequibles por pares que se encuentran atravesando situaciones similares.
Párrafo aparte merece la continuidad escolar y las dificultades que muchos y muchas adolescentes han presentado para ajustarse a las propuestas de la educación virtual que ofrece una manera distinta de acceder al conocimiento y que además les recuerda todo el tiempo que ahora ya no pueden ver, tocar y abrazar a sus amigxs.
Por último no puede dejar de señalarse que las denuncias de violencia hacia niños, niñas y adolescentes han crecido, duplicándose las consultas a la línea 102. La convivencia sostenida de 7 x 24 impuesta por la pandemia ha multiplicado la irritabilidad, elevado los montos de ansiedad y disminuido en los y las adultos su capacidad para frenar y gestionar sus impulsos, deviniendo en mayores situaciones de violencia a la que niños y adolescentes se encuentran expuestos al interior de sus hogares.
El Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes cuenta con la línea 102 disponible en todo momento para que cualquier joven pueda hacer una consulta, traernos un comentario, una necesidad o una reflexión. Además se ha sumado el servicio de la línea a través de whatsapp, aplicación mucho más acorde a las formas comunicativas de los niños y jóvenes en la actualidad. Y por último contamos con un equipo especializado en maltrato infanto juvenil para poder acompañar, evaluar y contener situaciones que ameriten una intervención especializada del organismo de protección de derechos en la Ciudad.”
Itatí Canido, directora general de Gestión de Políticas y Programas del Consejo de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes de la CABA.
Cualquier adolescente puede realizar consultas a la Línea 102, las 24 horas. También lo puede hacer por mail a consultas_linea102@buenosaires.gob.ar o a través del WhatsApp.
• La angustia de no ver a los amigos afecta a 7 de cada 10.
• La mitad se siente deprimido por no poder hacer salidas en general.
• El 38% extraña ir a la escuela.
Datos del informe sobre impacto de la cuarentena en la salud mental de los adolescentes, realizado por la Fundación Ineco en colaboración con Unicef y el gobierno porteño con 1005 jóvenes de entre 12 y 20 años de la CABA.
“Al estar las 24 horas del día junto a sus padres y/o hermanos, los siete días de la semana durante cinco meses, hace que esta se pierda, más aún cuando las condiciones habitacionales no están dadas, como aquellos adolescentes que no pueden tener su propia habitación, sumado a los roces de esta convivencia tan intensa que también los afectan”, señaló Fernanda Bellusci, médica especialista en pediatría y adolescencia del Hospital de Clínicas José de San Martín.
Las chicas, aún más vulnerables
Unicef advirtió que, a nivel mundial, el cierre de escuelas, los servicios de salud y protección para contener la propagación de la covid-19 deja a las niñas aún más vulnerables.
En consecuencia, insta “a los gobiernos y a los responsables políticos a que reconozcan la vulnerabilidad de las niñas y adolescentes y les garanticen el acceso a una educación de calidad y a servicios legales, de justicia y de salud, incluidos los de salud sexual y reproductiva”.
En la CABA, las Comunas 8, 4, 7 y 1 representan al 50% de los embarazos adolescentes del total de la Ciudad.
¿Cómo mantener el ejercicio de los derechos?
La Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) está relevando mediante este formulario los problemas que niñas, niños y adolescentes tengan como consecuencia de las medidas de aislamiento social, para así poder hacerlas públicas y solicitar al gobierno que implemente soluciones.
Esa entidad informó, además, que niñas y adolescentes que pueden recibir el servicio alimentario tienen derecho a una a una canasta escolar nutritiva quincenal según el servicio que reciben habitualmente en las escuelas.
Comportamientos prosociales
La doctora en Neurociencias, directora de Neuropsicología de INECO y presidenta de Fundación INECO, Teresa Torralva, expresó que “la adolescencia es un periodo lleno de riesgos y de oportunidades”.
Según la experta, “los adolescentes que dedican tiempo a ayudar a otros desarrollan niveles más altos de autoestima, empatía y de toma de perspectiva (ponerse en el lugar del otro). Esto se relacionaría con qué comportamientos desinteresados y serviciales hacia los otros son particularmente valiosos para la formación de la identidad”.
Son los comportamientos llamados prosociales (ayudar, compartir, acompañar y consolar), los cuales -desde la perspectiva de las neurociencias- promueven el desarrollo de áreas prefrontales mediales y activan los llamados circuitos de recompensa relacionados con la sensación del bienestar.
Esa fundación, junto con Infobae, Facebook, Instagram y UNICEF impulsa la campaña #EnCasaConSalud, que consiste entre otras acciones en aconsejar a los adolescentes. Estos son algunos de esos tips dirigidos a un segmento de la población particularmente afectado por la pandemia y el encierro:
● Compartí buena información de fuentes confiables
● Chateá con amigos y familiares que viven solos
● Hacé las compras para aquellos que no pueden salir de casa
● Realizá videollamadas con personas mayores
● Doná lo que ya no usas, reciclá
● Compartí tus mejores recetas, rutinas de baile
● Creá y participá en campañas de ayuda
● Participá en las tareas del hogar
● Ayudá a tus abuelos a hacer pagos digitales